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Manterola, una historia de 200 dulces años
(Diario de Navarra)
Chocolate, turrón de mazapán, miel, merengues... son algunas de las especialidades de Manterola y de los sabores que han endulzado el paladar de muchos pamploneses a lo largo de los 200 años de historia de este negocio por el que han pasado seis generaciones
La historia de Manterola comienza en un pequeño local de la calle Zapatería en 1810. Polonia Albar recibió en herencia de su tía Isabel este inmueble, que sigue albergando hoy en día una de las tres cafeterías que la firma tiene en Pamplona.
Durante estos dos siglos, Manterola ha conocido la época dorada de la fabricación y el consumo del chocolate, ha tenido su propio tostadero de café, ha consolidado su famoso turrón de mazapán, y hoy ha centrado todos sus esfuerzos en los productos de delicatessen y el catering (servicio a domicilio).
Doscientos años que han cambiado la ciudad, sus gentes y costumbres, la situación política (monarquía, república, guerra civil, dictadura y democracia), la cultura..., pero hay algo que en Manterola no ha cambiado: durante estos dos siglos ha sido una empresa familiar en la que los sabores tradicionales perduran.
El matrimonio de Polonia y Cándido tiene dos hijas, Trinidad y Tomasa. Trinidad queda viuda y es Tomasa, casada con Gregorio Manterola, un joven de Aoiz, quien continúa con las riendas del negocio.
Según consta en el libro Claves del éxito empresarial, editado por la Cámara de Comercio sobre 34 empresarias centenarias de Navarra, en las cuentas del gremio de confiteros y cereros de Pamplona de 1871 se encuentra la factura de 828 reales (207 cada uno) que pagaron Gregorio Manterola, Tiburcio Guerendiáin, Santiago Górriz y Francisco Iráizoz por los exámenes de reconocimiento de oficio.
Gregorio y Tomasa se dedicaban a la elaboración de todo tipo de velas, mieles, mermelada, café y el famoso turrón de mazapán de Manterola. El negocio se fue diversificando a principios del siglo XX con la elaboración de merengues y pastas de almendra.
Los años de oro del chocolate
El matrimonio entre Gregorio y Tomasa tuvo 8 hijos y es Carmen la que queda al frente del establecimiento hacia 1920. Carmen se hace cargo del cuidado de dos de los hijos de su hermano mayor, Cándido. Uno de ellos, Gregorio, fallece antes de la Guerra Civil y el otro, Antonio Manterola Escodín será el que continúe con Casa Manterola.
La actividad profesional de Antonio Manterola se verá interrumpida por la guerra. A su vuelta, en 1945, la empresa se traslada de la calle Zapatería a la calle Tudela, donde permanecen todavía hoy las antiguas máquinas color granate donde se elaboraba el chocolate y los moldes con el logo de Manterola en letra inglesa.
Pero eran tiempos difíciles, duros de posguerra. "El chocolate, no vamos a engañarnos, era de baja calidad", comenta Mikel Manterola Aldaz, hijo de Antonio y actual director de la firma. "Cosas de la época: mi padre tenía licencia para hacer el chocolate pero no tenía cupo de cacao. Entonces negociaba con una empresa de Bilbao, casa Martina Zuricaldai. Ellos tenían cacao y su chocolate y el nuestro se hacía en Pamplona", comenta Mikel.
La elaboración de chocolate consiste en el molido de almendra de cacao y su posterior mezcla con manteca de cacao, azúcar y otros ingredientes, según la variedad que se quiera producir. En el local de la calle Tudela se llegaron a hacer hasta 15.000 tabletas de chocolate al día.
Manterola se hace industria y se reparte la venta de chocolate por el norte de España junto a otras tres firmas: Pedro Mayo, Subiza y Elgorriaga.
Más tarde, la incursión en el mercado de las grandes chocolateras suizas, con productos de menor precio y similar calidad, hacen que Manterola diversifique su negocio. Manterola elabora sus primeros pasteles. "Se empiezan a fabricar más las jícaras, que eran una especie de merengue duro para untar y el turrón de mazapán que se sigue elaborando artesanalmente hoy en día. Las velas se siguieron fabricando hasta los años 80", apunta Mikel Manterola.
Antonio Manterola recorría con su furgoneta casi todos los pueblos de la Ribera de Navarra. "Se vendía mucha almendra, bacalao y otras conservas... Mi padre tenía establecidas unas rutas de pedidos por decenas de pueblos de la Ribera", recuerda. En 1960 trabajaban en Manterola 60 personas.
Rosa Aldaz y el delicatessen
En 1985, Antonio Manterola fallece junto a su hija pequeña, Rosa, en un accidente de tráfico y es su mujer, Rosa Aldaz Gazólaz, la que se pone al frente de la empresa. Manterola toma un nuevo rumbo.
En los años 80 se crea la degustación de café y en los 90 se invierte en las cafeterías. Manterola mantiene hoy las tres cafeterías de Pamplona en la calle Zapatería, Tudela (a la que ha incorporado una terraza al aire libre) y la calle Bergamín.
"Mi madre es la artífice de los delicatessen. Se encargó de introducir en la tienda las salsas, los tes, varios tipos de café, de miel. Productos más tipo gourmet", comentó Mikel Manterola que en 2000 tomó el relevo a su madre. "Hoy hay mucha competencia. Nosotros seguimos vendiendo mucho producto para pastelería, miel y nos hemos especializado en la elaboración de cestas de Navidad y vinos, que han relegado a los coñacs y licores que antes eran más demandados", explica Mikel.
A sus 40 años, casado y padre de tres hijos, Mikel Manterola se ha puesto al frente de un negocio ante todo familiar y tradicional. En su despacho guarda una caja llena de antiguas facturas y pedidos de Casa Manterola y cuando ve dos antiguos envoltorios de chocolate le vienen a su memoria viejos recuerdos: "Estos venían con cromos de animales salvajes", afirma.
"¿Innovar en pastelería? Yo soy de la opinión de que lo que tú has probado de pequeño es lo que siempre te gusta. Los sabores tradicionales se mantienen: a nosotros los clientes nos siguen pidiendo nuestro turrón de mazapán seguramente porque era lo que tomaban de niños por Navidad. Lo que cambia en las nuevas tendencias de pastelería es la presentación y para eso los pasteleros catalanes son auténticos arquitectos".
Quizás por esta teoría, las últimas tendencias de Manterola no han venido con nuevos productos sino con ampliar el abanico de servicios que se les da a los clientes.
Manterola se ha metido de lleno en el servicio de catering (elaboración de productos para llevar a domicilio).
Se atienden celebraciones particulares, reuniones de empresa, desayunos profesionales, cumpleaños y se pueden contratar servicio de camareros.
Los productos también son variados y van más allá de la pastelería: bandejas de embutidos, miniaturas saladas y dulces, pastas de almendra y de té, empanadas y tortillas y canapés variados. En total, la empresa factura al año aproximadamente un millón de euros.